La siguiente es otra de esas historias reales que me dejan frío y sin palabras. Hay personajes grandes de espíritu en esta tierra.
Qian Hongyan, una niña china que perdió las piernas durante un accidente automovilístico, es un verdadero ejemplo de lucha y superación. Esta pequeña, pese a las obvias dificultades, tuvo que “adecuarse” a su nueva forma de vivir, utilizando una pelota de baloncesto para trasladarse, debido a que su familia no tenía los recursos necesarios para costearle la operación y prótesis que necesitaba.
Usaba la bola de baloncesto con un hueco al centro, donde ella apoyaba el tronco y así se arrastraba por el suelo o daba saltos, ayudándose en dos bastoncitos de madera.
Su vida comenzó a cambiar cuando un grupo de personas se propuso a apoyarla, proporcionándole un par de piernas que le permitiría intentar volver a caminar.
Lo admirable es que, a pesar de su situación, en las imágenes sólo podemos ver a una niña alegre y dispuesta a vivir.
A pesar de las dificultades, con el tiempo logró integrarse a las actividades cotidianas… y ahora es una destacada deportista.
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